martes, 17 de septiembre de 2013

Plan de Educación Básica.


 Se realizará en dos partes de 3 horas cada una. Para más información rellenar el formulario de contacto.


             parte

      

  • Teoría. Breve introducción a la comunicación con los perros.
  •  Introducción al “Pischt” como refuerzo negativo.
  • “Ven aquí” y “Quieto”. Introducción al paseo suelto.
  • Recibir visitas.
  • Dar la pata. Introducción a pedir cosas.
  • Juego de la pelota.

  

 

    2º parte

 

·         Paseo con correa y suelto.

·         “Sientate” y “tumbate”

·         Agresividad con la comida.

·         Pedir cosas. Taller de trucos.

·         Juego de pelear. Introducción al entrenamiento avanzado, según perro.

 

 

    Cada parte durará de 3 a 4 horas y se podrá hacer por la mañana y por la tarde o dos días seguidos.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Status y Rol, o como ser líder de la manada.

Los individuos que se organizan en grupos sociales ocupan distintos status dentro de ese grupo dependiendo de lo que aporten a ese grupo.
El status más elevado es el del proveedor de recursos y por debajo de él, todos los demás.
Según ese status, el proveedor (o proveedores) de recursos, que llamamos líder porque todos se preocupan de estar cerca de él, suele mostrar una actitud dominante con respecto a los otros miembros del grupo, que ocupan puestos más o menos cercanos dependiendo de su carácter. A carácter más fuerte, más cerca del líder. Esa actitud es su rol.
Podríamos pensar que hay una jerarquía, pero no es así, ya lo hemos explicado en una entrada anterior. Es sólo una cuestión de status.
El status es el rango que un individuo ocupa dentro de un grupo. Pero a diferencia con una disposición jerárquica, no es él el que decide estar ahí, es el resto del grupo el que le coloca ahí. A superior status, más responsabilidad. Y la principal responsabilidad es ejecutar un rol adecuado. Status = escala social.
El rol está formado por todas aquellas responsabilidades propias al status, y que deben ser asumidas por el individuo que ostenta ese status. Según ese status, el grupo concede determinadas licencias tanto a los individuos de la parte alta como de la parte baja. 
Y como hemos dicho más arriba, la parte más alta es la del proveedor de alimentos, y la más baja, la de los cachorros. Rol = derechos y deberes según el status.
 
No debemos humanizar nuestra relación con los perros, simplemente por que ellos son perros y nosotros humanos, no somos ni más ni menos, solamente distintos. Tratar de establecer una jerarquía con los perros es un error, pero sí hay que mantener una relación de status con ellos. Y no es por ningún Ego clasista ni nada parecido, es simplemente por crear un hábitat adecuado para ellos. Para facilitar su crecimiento interior hay que proporcionarles un hogar seguro, en el que el alimento, el abrigo y el cariño no falten, y en el que se puedan acoger a la seguridad de un “líder” fuerte. Además, dejemos la hipocresía fuera. La mayoría de los defensores más fanáticos de los perros los sacan a pasear con cadena y algunos con bozal. Será porque no se fían de ellos. (O por las ordenanzas municipales, claro         )

 
El artículo 5º de la declaración universal de los derechos del animal dice en su apartado a:
Todo animal perteneciente  una especie que viva tradicionalmente en el entorno del hombre, tiene derecho a vivir y crecer al ritmo y en las condiciones de vida y de libertad que sean propias de sus especie.
 
Y esto incluye a los perros.
 
Una familia humana en su relación con sus perros, es un grupo que debe estructurarse de forma natural. La parte alta del grupo debe estar asumida por el proveedor de alimentos, estando el perro en el status de cachorro, dándole más responsabilidades según vaya creciendo, hasta ocupar el puesto inmediatamente inferior al proveedor de alimentos. No quiere decir esto que debamos anteponer el perro a cualquier miembro de la familia, precisamente queremos decir todo lo contrario. El perro debe asumir que no está por encima de nadie dentro del grupo, y también que no necesita pelear para conseguir ningún tipo de derecho social. Todo esta concedido de antemano. Así entenderá que no tiene que atacar a nadie que se siente a nuestro lado, que no tiene que pelear por la comida o por juguetes, que no tiene que marcar territorialmente ningún sitio de la casa, etc.
Cuando adoptamos un perro, deberíamos tener en cuenta esa disposición natural a la asunción de un determinado status, así como la querencia a ascender en la escala social. Esa querencia obedece al natural desarrollo psico-emocional de cualquier individuo, independientemente de su especie. No podemos pretender que un humano siempre sea un niño, ni que un perro siempre sea un cachorro. El perro también debe superar unas fases psicológicas que son producto de su desarrollo mental.
Al adoptar un perro debemos tener en cuenta sus necesidades como individuo, y nosotros somos los responsables de dárselas. Y esas necesidades no es sólo comida y cama, también todas las relativas a su desarrollo psico-emocional.
Los perros tienen derecho a ser adultos. Y nosotros la obligación de facilitárselo.
Convivir con un perro adulto es una experiencia casi religiosa. Un perro adulto conoce su función dentro del núcleo familiar, las labores que debe realizar, defiende a los individuos más débiles y al entorno, es un buen compañero de juegos. El perro adulto es un buen psicólogo, no sólo capta nuestros cambios de humor, si no que nos ayuda a superar los estados negativos de la mente. A nosotros nos gusta echarnos unas risas de vez en cuando independiente mente de la edad, los perros siempre estás dispuestos a echarse unas risas. Esa disposición la podemos utilizar para realizar actividades lúdicas, deporte, juegos, o simplemente compartir el tiempo.
Muchas veces pensamos como caer bien a la gente. Pues se puede ejercitar esta cualidad “cayéndoles bien” a los perros. Los perros reaccionan a los estados de ánimo,  unos son atractivos y otros antipáticos. El estado más atractivo que hay es el de la simpatía. Practicando la simpatía con los perros conseguiremos mejores resultados y más rápido.
 

jueves, 5 de septiembre de 2013

El Clicker


El clicker es un instrumento de chapa con una pestaña que al apretarla hace ese ruido característico, un doble click-click. Ha pasado por ser un aparato para revelar la posición en el frente o en el puesto de caza a un juguete de niños. Es el aparato que de pequeños llamábamos “rana”.

En el adiestramiento canino su sonido se puede utilizar como refuerzo positivo. Pero para ello primero hay que “cargarlo”, es decir, convertir el objeto neutro que es en el momento de adquirirlo en estímulo positivo. El método a seguir es el del condicionamiento clásico, premiamos la acción adecuada, y una acción lleva a una reacción, causa-efecto en estado puro.

El perro tiene que relacionar el sonido del clicker con algo grato, un premio, juego, aceptación. Para ello podemos usar dos métodos:

-          Hacemos sonar el clicker cuando el perro esté a nuestro lado y cuando la curiosidad le haga girar la cabeza hacia nuestra mano, le deslizamos un trozo de chóped, un premio que les hace “volverse bizcos”. Después de varias repeticiones, el perro asociará el sonido con el premio y al escucharlo tendrá un arrebato de alegría producido por la subida de endorfinas. (ver entradas anteriores)

-          El otro método es para aquellos que están en contra de usar los premios como refuerzo. Consiste en acariciar el belfo del perro con el dorso de la mano, simulando un lengüetazo cuando el perro dirija su mirada al ruido. Aunque es un poco más lento a la hora de asociar el estímulo, es igual de efectivo.

Y como cualquier método de adiestramiento, fase previa del amaestramiento, para que tenga efectividad es necesario que nuestro estado anímico sea óptimo. Debemos realizar esta “carga de energía positiva” con mucha alegría y felicidad. Ya hemos visto cómo nuestro estado de ánimo es un estímulo tanto positivo como negativo para el perro. Por ejemplo, si hacemos sonar el clicker realizando alguna actividad negativa, el perro lo asociará a un refuerzo negativo y todo nuestro trabajo habrá sido en balde. Yo no lo recomendaría, por ejemplo, para tranquilizarlo en la consulta del veterinario. En ese caso mejor “no hacerle caso”. Es recomendable realizar alguna relajación previa al adiestramiento, y si nuestro estado anímico no es óptimo, dejarlo para otro día. Es mejor perder un día de entrenamiento, a la larga se gana en efectividad.

Una vez cargado el clicker podemos usarlo como refuerzo positivo, siempre acompañado de “buen rollito”, mucha simpatía y ganas de divertirse. Y lo utilizaremos como cualquier premio, en el momento en el que haga una buena acción, lo haremos sonar.

En el mercado hay muchos modelos y si vamos a una juguetería los podemos encontrar muy baratos. Pero hay una forma más barata e igual de efectiva, y que podría ser hasta más natural: Chasquear los dedos.

El chasquido de dedos llama directamente la atención hacia la mano, que es la proveedora de alimentos, lo que le hace tener el status más alto en el mundo de los perros. Con la mano podemos dar todas las órdenes del adiestramiento base y muchas del adiestramiento avanzado, todas aquellas en las que el perro tenga contacto visual con nosotros. Pero de la misma manera que el silbato sustituyó al silbido, el clicker sustituye al chasquido de dedos.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Jerarquia e inteligencia


La jerarquía e inteligencia en el mundo de los perros.

 

La idea de jerarquía dentro de una manada nos ha seducido a todos alguna vez. Ciertamente, si observamos un grupo de perros vemos que hay algunos más dominantes que otros, otros son más tranquilos, otros más juguetones. Pero, ¿es posible la jerarquía dentro de una manada de perros? La respuesta rápida es que no, y cuando analicemos lo que es la jerarquía nos daremos cuenta de que no es posible, por lo menos como la entendemos.

La jerarquía es una forma de organizar una sociedad en base a unos principios morales impuestos por la cúspide de esa sociedad, que suele tener una estructura piramidal. El ejército es una sociedad jerárquica, igual que la iglesia o un club de futbol. Debemos, y ese es el espíritu de una jerarquía, aceptar las normas, tanto organizativas como morales de ese grupo, si queremos pertenecer a esas sociedades.

En el mundo de los perros eso no se da. Pero sí se organizan siguiendo los mismos parámetros que nosotros, los humanos, juntándose en grupos de individuos que tienen un carácter compatible, y según los recursos que se encuentren en el entorno. No necesitamos mirar muy lejos de donde estamos para darnos cuenta que nuestro grupo está formado por gente con la que nos llevamos bien. Los perros también eligen sus amistades entre individuos con los que se llevan bien. Y tiene su explicación: el perro es un animal gregario que necesita al grupo para poder cazar su alimento y defenderse de sus depredadores. (Es curioso ver como a los perros les gusta correr junto a otros perros. Si tienes perro deberías experimentarlo si no lo haces) Para los perros, la unión hace la fuerza, y como veremos, en el mundo de los perros rige la ley del más fuerte.

Los caracteres básicos del perro son tres. Se denominan dominancia, sumisión e independencia.  La personalidad de cada perro depende del porcentaje que le aporte cada carácter. El perro equilibrado es el que armoniza los tres caracteres. Estos grupos y la forma de equilibrar a un perro están explicados en la anterior entrada.

Los perros forman un grupo, no una manada, pues esta tiene connotaciones familiares, que en los perros se pueden dar o no, depende de las circunstancias. Un grupo puede formarse con individuos de distintas razas, sin que haya ningún vínculo familiar entre ellos. Y no hay ningún ordenamiento moral que agrupe a los individuos, solamente la compatibilidad de caracteres, por lo que habrá que estar muy atento se teniendo perro queremos adoptar otro. Actúan según las circunstancias, y muestran el carácter según la situación, dominando, por este orden, el más fuerte físicamente, el de más fuerte carácter o el más inteligente. Siempre compiten por los recursos si merece la pena. Si tenemos un grupo de 10 perros, y les damos carne cruda de comer en un montón, el perro más fuerte peleará para comer el primero. Pero si en vez de una comida muy palatable les damos pienso seco, el perro más fuerte se mostrará indiferente ante la comida, si no tiene hambre.  Lo mismo pasa si les encerramos juntos en un chenil. Si metemos a dos perros de carecer fuerte en el mismo sitio es posible, o seguro, que se pelearán por el rincón más confortable. Por lo que a la hora de adoptar un segundo perro debemos compatibilizar esos caracteres: si nuestro perro es dominante, busquemos uno sumiso, si es sumiso, otro sumiso o equilibrado. El perro independiente suele ser desobediente, “va a su bola”. Si queremos adoptar un perro dominante, de carácter fuerte, debemos estar preparados para corregir conductas agresivas en cuanto lleguemos a casa. Lo mejor que podemos hacer a la hora de adoptar un perro es dejarnos aconsejar por un experto.

Cuando observamos estas conductas nos puede parecer que se está estableciendo un principio de jerarquía, pero no es así. Es simplemente la ley del más fuerte.

Pero, ¿se puede encontrar algún tipo de organización social dentro de un grupo de perros? Sí. Y aquí es donde entra el concepto de “líder”.

En un grupo de perros no hay un líder absoluto. El humano que vive con ellos no es líder, es el más fuerte, o debería serlo. Y ellos siguen la ley del más fuerte. Pero a veces desobedecen por diversas razones. Ya hemos comentado que el perro puede mostrar agresividad o indiferencia según el alimento que le ofrezcamos. Esto nos hace deducir que “eligen” según sus gustos o necesidades. De la misma forma, el estado de calma y sumisión sólo se manifiesta cuando el perro quiere. Ese estado de calma es el que muestra si no tiene nada mejor que hacer, cuando no recibe ningún estímulo o simplemente cuando no le interesa la actividad que se está desarrollando. Pero en determinadas circunstancias se convierten en seguidores, si hay un estímulo positivo que lo provoque, por ejemplo cuando a un “venakí” le añadimos un “toma” mostrando un premio. Ellos se suman a esa actividad que alguno ha propuesto, como un “hevistounconejo”, dependiendo de que les parezca buena idea o no, como sucede en el tiro de perros del mushing o en los grupos de caza de las realas. No es un auténtico liderazgo, pues esto significaría que existe una jerarquía, y ya hemos visto que no.

Los perros se juntan en grupos de individuos con caracteres compatibles, entre ellos se crean lazos de compañerismo y colaboran en la búsqueda de recursos y en la defensa del grupo. (Instintivamente se colocan en formación de caza cuando detectan una posible presa, formando un semicírculo que trata de rodearla cortándole las salidas, y cada uno ocupa su puesto permaneciendo al tanto de las reacciones de los otros miembros del grupo) Pero no se establece ninguna relación de liderazgo. En esta formación de caza el más fuerte o el más audaz inicia el ataque y los demás se suman. Un grupo de perros es una anarquía a la que cada uno aporta según su fuerza, carácter o inteligencia.

Y es precisamente en esa ausencia de seguidismo en donde deberíamos buscar rasgos de inteligencia en el perro. Si un perro elige hacer una cosa o no hacerla, de hacerla de una manera o de otra, de proponer alguna actividad como el juego, la caza, el paseo, es señal de que en su cerebro hay un proceso mental de discriminación de conductas y de actividades, lo que es un indicio de pensamiento abstracto. Si me paro a pensar que hacer y visualizo la acción, es signo de que soy capaz de imaginar, y por lo tanto de pensar y razonar.

¿Y de comunicarse? A razonar se aprende, y a comunicarse también, y eso lo sabemos muy bien los humanos, aunque nuestro pecado sea tratar de racionalizarlo todo. El aprendizaje del lenguaje es eso, aprendizaje. Porque una cosa es la razón y otra el racionalismo. Y los perros necesitan un código para poder expresar sus deseos.

Ese código podemos (y debemos) enseñárselo nosotros.

 

lunes, 26 de agosto de 2013

¿Que es un perro?


¿Qué es un perro?

La pregunta estaría mejor formulada así: ¿Qué función realiza el perro en nuestras vidas?
El perro es un animal de compañía, que eventualmente y previo entrenamiento puede realizar tareas de servicio, rescate, trabajo o guarda y defensa.

 Además dentro de la cualidad de perro de compañía, puede realizar funciones que van más allá del mero “hacer bulto”. El perro puede realizar un servicio de compañía activa en personas mayores o con discapacidades para la vida cotidiana. (Un perro puede ir abriendo las puertas delante de una persona que no alcance el picaporte, avisar de algún problema en el caso de accidente domestico o ayudar a la movilidad tirando de una silla de ruedas) Además un perro de compañía puede ser el ideal compañero de juego o de actividades deportivas, agility aparte, como el canicross,  ciclismo de montaña, y muchas más..
¿Y una mascota? Definitivamente no. Un perro no es algo que se pueda dejar en el garaje hasta el fin de semana. Un perro necesita cuidados diarios, y si no se les procuran puede morir. Una mascota no necesita cuidados.

Conducta canina. Estímulos internos y externos.

Los perros, al igual que nosotros y todos los seres vivos de la naturaleza, reaccionan a estímulos que, dependiendo de su origen pueden ser internos o externos.

Los estímulos internos son producidos por las hormonas, las endorfinas, los neurotransmisores, y en general, una serie de elementos bioquímicos producidos en el sistema endocrino. Por ejemplo, el hambre.
Los estímulos externos son los que nos llegan a través de los sentidos, un exceso de luz nos hace cerrar los ojos, el frío nos hace buscar abrigo, etc.…
Los estímulos internos y externos tienen la función de hacernos buscar el bienestar.

La comunicación entre especies.

La comunicación entre especies es posible a nivel básico. La comunicación consta de 5 elementos: emisor, receptor, mensaje, código y medio. En cuanto al emisor y al receptor, en nuestro caso pueden ser el humano y el cánido indistintamente. El código debe estar adaptado a las posibilidades del perro, que como veremos más abajo, está condicionado por sus características físicas. El código debe estar formado por una serie de signos, gestos, miradas, voces y señales sonoras del humano y del perro, ladridos, aullidos y gruñidos. A todo se le puede dar un significado. El medio es el aire y el espacio, tenemos que tener contacto visual con el perro para realizar esta comunicación, excepto en señales de alarma.

La conducta humana también es un estímulo, en este caso externo, que puede actuar sobre el perro de una forma positiva o negativa, dependiendo de nuestra acción. Para el perro no existe el bien o el mal, pero si el cariño, el miedo y el recelo. Nuestras acciones provocan reacciones en el comportamiento el perro. Hay unas acciones humanas que para nosotros son inconscientes y que para el perro tienen un significado concreto. Los perros entienden la expresión corporal, los olores, las emociones, los cambios en la bioquímica corporal. Todo se convierte en un estímulo para el perro, que puede ser positivo o negativo. Nuestro estado de ánimo tiene que ser equilibrado antes de comenzar cualquier entrenamiento con un perro, pues si estamos nerviosos o excitados, tenemos miedo o mostramos agresividad, aunque sea de forma involuntaria, no obtendremos resultados adecuados. Por lo tanto, si hacemos un ejercicio de auto análisis y descubrimos cualquier elemento que pudiera hacer reaccionar de forma negativa al perro, debemos suspender el entrenamiento.

Tipos de conductas caninas.

El perro se expresa de cuatro conductas diferentes.

  1. conductas normales: son aquellas que se corresponden a la naturaleza del perro, aunque nos puedan parecer incómodas, o incluso asquerosas. Por ejemplo el comer cacas o revolcarse en animales muertos o incluso comérselos. Estas conductas están ligadas a su psique y forman parte de su instinto. El comer cacas tiene la función de conocer a quien las ha depositado, pues de todos es conocido que el sentido del olfato de los perros es legendario. Su órgano olfativo es capaz de discriminar cientos de sustancias dentro de la misma bocanada de aire. Y el gusto está muy relacionado con el olfato. El revolcarse en animales muertos es un recuerdo de su instinto ancestral de caza, y el comer carne muerta, de sus antepasados carroñeros. Este tipo de conductas no conviene reprimirlas, pero sí corregirlas sin hacer mucho hincapié o poner mucho énfasis, pues el perro las considera normales, y un castigo en esta situación es contraproducente, puede provocar que empeore la conducta haciéndolo a escondidas. Es mejor alejarle del estímulo desviando su atención hacia algo positivo, como un juguete.
  2. conductas tolerables: son conductas típicas del perro que se deben tolerar pues tienen gran importancia en el proceso de la socialización, como es el oler el culo de otros perros, el gruñido en el juego siempre que no vaya dirigido a la posesión del juguete, a menos que queramos un perro para guarda y defensa, (esto merece un capítulo aparte) el orinar pequeñas gotas en cada árbol, (a algunos perros les parece molesto que el animal orine varias veces pequeñas cantidades durante el paseo, pero es una conducta normal que tiene que ver con la territorialidad y la comunicación con otros congéneres, ya vimos más arriba que los perros reaccionan a la presencia de substancias químicas) En este tipo de conductas debemos tener paciencia y darle el valor que se merecen. Dentro de estas conductas esta también la de “ignorar” nuestra orden. A veces el perro necesita investigar algo, ya sea por haber recibido una alerta o simplemente por haber captado un olor atrayente, y no atiende al “venaquí”. Debemos esperar unos segundos, observar sus reacciones, y apenas levante la cabeza volver a llamarle con más fuerza.
  3. conductas adecuadas e inadecuadas: son aquellas que nosotros permitimos hacer o no hacer al perro, respectivamente. Dependen en gran parte de la moral que queramos inculcar al perro. Para algunas personas es adecuado que el perro se suba a las camas, a la mesa, que salte encima de la gente. Para otras no es adecuado ninguna de ellas. El dueño es el responsable de elegir que es adecuado o inadecuado. Pero siempre es inadecuado aquellas que tengan que ver con la higiene, como el defecar y orinar en zonas inapropiadas, el lamer los alimentos. Saltar encima de los invitados puede ser a veces bochornoso, así que se debería considerar inadecuado. Esta última actitud podría considerarse tolerable si la hace hacia el dueño como expresión “vamos a jugar”, pues es lo que significa. Si el perro salta sobre nosotros es una invitación al juego, lo mismo que si nos sujeta las manos con la boca, en gesto de mordida, o nos muerde o empuja los pies, el tendón del talón, o el culo. Es un gesto para hacernos correr. O si nos esconde los juguetes, o nos ladra.
  4. conductas intolerables. Son aquellas que de efectuarse pueden causar una lesión o un accidente, como la agresividad o la histeria. La agresividad sin motivo es intolerable incluso en adiestramientos de defensa y ataque, (fijaros que no digo guarda y defensa) un perro que muestre cualquier nivel de agresividad puede ser expulsado de los eventos deportivas. La histeria, o conductas excesivamente nerviosas, aunque las he calificado de intolerables, deben ser tratada previo examen veterinario para descartar cualquier patología neuronal, (también seria conveniente que se realizara el examen en caso de agresividad. Hay patologías como la rabia que, al afectar al hipotálamo, puede provocar agresividad) Esas conductas hay que corregirlas en el instante previo a que se produzcan, por lo que hay que estar atento a las señales físicas previas, como una mirada cruzada o un excesivo movimiento de rabo. Tirar demasiado de la cadena también debe ser considerada una conducta intolerable, pues puede escaparse, tirarnos, en definitiva, provocar un accidente. Es en estás conductas, y sólo de la forma adecuada, en donde está justificado el castigo, siempre que se haga como hemos dicho en la forma adecuada. Y ciertamente por que el perro educado mediante métodos en los que se abusa del castigo y otros estímulos y refuerzos negativos resultan ser perros inseguros que suelen manifestar agresividad, debemos procurar utilizarlos siempre como mal menor, después de haber descartado todos los estímulos positivos.


Para erradicar una conducta inadecuada o intolerable deberíamos primero hacer una visita al veterinario para descartar cualquier patología. Por ejemplo, que un perro se orine en casa puede ser debido a que sufre incontinencia, por edad, por ser un cachorro o muy viejo, o por alguna parasitosis. Que ladre mucho puede ser debido a un episodio de ansiedad, que se podría tratar con ansiolíticos si una terapia psicológica no funciona. En cualquier caso, se debe consultar primero a un veterinario para descartar cualquier enfermedad o lacra.
Y después paciencia. Hay tantos métodos como entrenadores y los que mejor funcionan son los que se improvisan sobre la marcha. Hay que observar al paciente, elaborar un diagnostico lo más acertado posible y elaborar el tratamiento adecuado. Muchas veces un problema grave tiene una solución sencilla, (el perro nervioso debería hacer ejercicio o jugar más) otras veces un problema sencillo nos puede llevar a un autentico quebradero de cabeza, como la rivalidad entre hermanos. Dicen que castrando.


martes, 20 de agosto de 2013

Inteligencia canina. ¿Razonan los perros?

Pues la gente tiene sus dudas, y es normal.
Ningún perro se ha licenciado en Harvard, pero muchos humanos tampoco. Y la duda surge por que la pregunta está mal planteada, pues debería ser la siguiente:
La facultad de razonar, ¿se aprende o es innata?
 En sentido amplio, se entiende por razonamiento a la facultad que permite resolver problemas, extraer conclusiones y aprender de manera consciente de los hechos, estableciendo conexiones causales y lógicas necesarias entre ellos. En sentido más restringido se puede hablar de diferentes tipos de razonamiento:
  • El razonamiento argumentativo en tanto actividad mental se corresponde con la actividad lingüística de argumentar. En otras palabras, un argumento es la expresión lingüística de un razonamiento.
  • El razonamiento lógico o causal es un proceso de lógica mediante la cual, partiendo de uno o más juicios, se deriva la validez, la posibilidad o la falsedad de otro juicio distinto. El estudio de los argumentos corresponde a la lógica, de modo que a ella también le corresponde indirectamente el estudio del razonamiento. Por lo general, los juicios en que se basa un razonamiento expresan conocimientos ya adquiridos o, por lo menos, postulados como hipótesis.[1] Es posible distinguir entre varios tipos de razonamiento lógico. Por ejemplo el razonamiento deductivo (estrictamente lógico), el razonamiento inductivo (donde interviene la probabilidad y la formulación de conjeturas) y razonamiento abductivo, entre otros.
  • (sacado de la wiki)

    Tendemos a mezclar el razonamiento con la forma de expresar el razonamiento. Los perros no hablan ni tampoco resuelven problemas matemáticos. Pero de alguna manera son capaces de "establecer conexiones causales y lógicas" con los objetos que les rodean.

    Se les puede enseñar una forma de comunicarse, el "sit" y el "plas" es un ejemplo, al igual que las señas de caza o los silbidos de los pastores, por lo que son capaces de establecer un código de lenguaje. Pero, al igual que a nosotros, ese código de lenguaje corresponde a un sistema convencional, es decir, que relaciona una idea con un simbolo. Y ese símbolo tenemos que ponernos de acuerdo entre muchos para que tenga significado.
    El lenguaje, al igual que las matemáticas, no son ignatos, se aprenden.
    Pero, ¿razonar es una facultad que se aprende? pues indudablemente. Si los humanos tuvieran la facultad de razonar de forma innata, no habría guerras, siempre nos pondriamos de acuerdo en nuestros conflictos y nuestra vida sería mucho más feliz. Pero todo el mundo sabe que no es asi, y es por que el ser humano se mueve a partir de su instinto de supervivencia, igual que el resto de los animales. Y en los instintos, de razón, poco.

    Entonces ¿se puede enseñar a razonar a un perro? Pues por poderse, se puede. Y sería capaz de resolver problemas lógicos sencillos si nos tomasemos la molestia de perder unos minutos al día con él, estimulando su inteligencia con problemas fáciles, el busca la pelota, dime que te la de, inculcarle la palabra sigueme, o dame...

    Si le enseñamos, o mejor dicho, si le hacemos entender que le comprendemos, facilitaremos su crecimiento interior y será capaz de dar todo lo que tiene dentro, para hacernos más y más felices.



    martes, 30 de julio de 2013

    Refuerzos positivos y negativos. El castigo.


    ¿Debemos castigar a los perros? ¿Cómo hacerlo?

    Primero deberíamos analizar qué son los refuerzos, porqué los clasificamos en positivos y negativos, para que sirven y como se usan.

    Un refuerzo es una acción que se realiza para dar más fuerza a la impresión de una orden o una corrección de conducta inadecuada. El refuerzo se basa en la personalidad y carácter del perro.

    Los perros tienen un carácter hedonista. Sólo hacen lo que les parece divertido, y rehúsan lo que no les divierte, que les causa malestar, o simplemente aquello que les da “mal royo”. El refuerzo positivo debe ir en la línea de proporcionar al perro como premio alguna cosa divertida cuando su conducta es la correcta. Así relaciona las buenas acciones con el premio que va a recibir después. Si se utiliza en exceso puede tener resultados contradictorios, aunque también útiles. Por ejemplo, si le damos una golosina (refuerzo positivo) cuando nos da la pata, no le enseñamos a dar la pata, si no a pedir golosinas. Pero aunque parezca contradictorio, el perro aprenderá a que cuando quiera algo, como salir a la calle para hacer sus cosas, se acerque a la puerta, se siente y nos levante la pata. Hemos convertido un error de enseñanza en algo positivo.

    El refuerzo negativo debe ir más allá del “no”. Para el perro un “no” no significa nada si no lo ponemos dentro de un contexto, como es el castigo.

    El castigo no es sinónimo de maltrato, pero si no se aplica correctamente puede llegar a serlo. Si el perro defeca en un lugar inadecuado, como el salon de la casa encima de la moqueta, no debemos castigarlo cuando vemos el “regalo”, pues el perro sólo he hecho sus necesidades, que por otro lado, en algún sitio tenía que hacerlas. En este caso bastaría con estar al tanto y llevarle al sitio adecuado en el momento en el que muestra indicios de hacer sus cosas.

    El castigo no es un estacazo, un correazo, una patada. El castigo es una acción mesurada, limitada y que sólo se debe realizar cuando no queda otra, y siempre para evitar un mal mayor. Por ejemplo, si estamos enseñando a que el perro se siente al llegar al bordillo antes de cruzar la calle y que espere a que le demos la orden de seguir, y no obedece después de haberlo intentado con todo tipo de refuerzos positivos, tenemos que usar el golpe de voz.

    El golpe de voz no es una cadena de gritos histéricos, si no una voz fuerte, con tono de enfado que va acompañada de un tirón de la cadena. Generalmente funciona a la primera, y el perro aprende que está realizando una acción que no nos gusta. El perro lleva en sus genes la voluntad de hacernos felices, por lo que nuestro enfado es un buen refuerzo negativo. Y debemos acompañar al golpe de voz con un gesto de enfado. Los perros entienden perfectamente los estados de ánimo y sólo con esa acción es suficiente. 

    ¿Por qué no debemos pegarles? Pues simplemente porque ellos no comprenden el castigo físico. De hecho el refuerzo negativo, el castigo, incluso el deplorable castigo físico no sirve de nada si no se realiza en el preciso instante en el que el perro está realizando la acción inadecuada, pues el perro no relacionaría el castigo con la acción a reprimir.

    Parece difícil, pero no lo es. Simplemente debemos dejarnos llevar por la naturaleza. Cuando elegimos tener un perro, (para saber cómo elegir la raza del perro ver artículo anterior) nos debemos guiar por las emociones y entender que adoptar un perro es un acto de amor. Si seguimos ese instinto, ya que el amor es un sentimiento, y que los perros entienden los sentimientos y reaccionan a ellos, no deberíamos tener nunca la necesidad de aplicar ningún refuerzo negativo, y mucho menos un castigo. Además también hemos explicado anteriormente, como las serotonina incrementa tanto la memoria como la velocidad y calidad del aprendizaje. Si hacemos que nuestro perro sea feliz, este nos devolverá esa felicidad multiplicadas por siete.

    viernes, 5 de julio de 2013

    LA IRA INTERIOR, UN TRASTORNO EMOCIONAL.


            La ira interior, un trastorno emocional.

     

     

    La ira interior es un sentimiento que produce malestar anímico. Aunque en algunos casos es consecuencia de algún problema orgánico, en la mayoría de los casos es un síntoma de frustración, una especie de síndrome por el que parece que “tenemos las manos atadas”. Y lo su efecto es devastador, pues anula la simpatía, que es nuestra tarjeta de visita en las relaciones sociales.

     

    Lo más frustrante de este sentimiento es que no somos capaces de darle un origen, por lo que nos es difícil deshacernos de él. Cuando sale fuera podemos llegar a tener algún altercado con gente de nuestro entorno, enturbiando las relaciones familiares. La gente de nuestro alrededor nos deja de lado, pues para ellos es “nuestro carácter”, y no es verdad, nosotros no somos así.


    Aunque los gatos tienen un carácter más independiente, también pueden despertar nuestro lado más tierno.
    Y este sentimiento, ¿en qué afecta a nuestros perros? Ya hemos visto que la forma que tienen de relacionarse es compartiendo precisamente eso, sentimientos. Cuando mostramos ira, aunque sólo sea con la mirada, ellos lo interpretan como que estamos enfadados con ellos, y se apartan de nuestro lado. Ese mismo comportamiento es el que expresan los humanos con los que nos cruzamos, y es que inconscientemente mostramos nuestra ira a través de la mirada, en una forma que vamos a llamar “los ojos del tigre”. Realmente se nos pone mirada de asesinos.



     

    Pero aunque no podamos saber su origen, y es que a veces será imposible encontrarlo, podemos trabajar para mejorar con unos sencillos ejercicios en los que nuestro inseparable compañero de cuatro patas es una parte importante. Es uno de esos ejercicios en los que el perro se convierte en nuestro guía espiritual.







    Los perros siempre nos agradecerán nuestra simpatía con un gesto amable.



     

    El ejercicio es sencillo: nos sentamos en una silla y llamamos al perro con la mirada. Iremos cambiando los gestos hacia unos más amables y/o simpáticos, o miradas que sugieran juego, caricias, aprobación. El objetivo del ejercicio es conseguir que nuestro perro se siente delante de nosotros sin hacer ningún gesto, sin hacer ninguna llamada de atención. Solamente con la mirada.


     

    El efecto del ejercicio es inmediato si somos capaces de expresar simpatía

     

    Una vez más nuestro perro se convierte en nuestro guía espiritual. Cuando consigamos la mirada o el gesto facial que hace que nuestro perro se acerque, y si lo hace con la cabeza agachada y moviendo la cola, mejor, y si esboza una sonrisa es que hemos triunfado, guardaremos esa mirada en nuestra memoria, pues será la cara con la que salgamos a la calle la próxima vez. ¡Que grata sorpresa os aguarda a los que superéis el ejercicio! Y los que no, no os desesperéis, se trata de llegar a un estado de relajación. No pasa nada si el perro no viene las primeras veces, seguramente está desconcertado. Dadle tiempo para que se acostumbre a vuestra recién nacida simpatía.

     

    Lo más importante es que aprendamos que si la paz y la tranquilidad son la semilla de la felicidad, la simpatía que mostramos hacía los demás es abono que la hace crecer grande y fuerte.

     

    Sed felices, es lo único por lo que todavía no os cobran nada.

     

     

    miércoles, 3 de julio de 2013

    La búsqueda de la felicidad.


    Para la mayor parte de la población actual, la felicidad es una quimera. Cada día nos planteamos el porqué de tanto sufrimiento, la depresión nos aturde con sus golpes. Vamos regando la tierra con nuestro malestar.

    En esa situación, es imposible evolucionar, encontrar la solución a los problemas cotidianos. Las relaciones en nuestro círculo se vuelven insoportables, pues la ansiedad y el estrés hacen imposible una relación tranquila y sosegada con la gente de nuestro medio ambiente. Ese malestar es el motor de un continuo ciclo de eterno retorno hacia la destrucción social y familiar. La depresión hace que nuestro cerebro segregue dopamina, el neurotransmisor responsable del sueño, para aletargarnos, apagar el cerebro, con el fin de poder “limpiar” la mente de todas las sustancias neurotóxicas que se han generado durante el día. Pero ahora es en estado de vela cuando los niveles de dopamina se disparan, haciendo que pedamos atención, que nos despistemos, que cometamos errores, que hagamos daño a la gente que nos importa. Podemos llegar a perder el trabajo, las amistades, la pareja, el amor, la familia. Nuestro entorno se destruye cuando el malestar se apodera de nuestra vida. Y todo aquel que alguna vez lo haya pasado mal sabe a los que me refiero. Todo el mundo te abandona.

     

    Sin embargo, cuando sacando fuerzas de la flaqueza, somos capaces de plantar cara al destino, de tomar las riendas de nuestra vida, el malestar se difumina. Y es entonces cunado necesitamos marcar un nuevo rumbo a nuestras vidas. Alguien dijo una vez que la felicidad está en la consecución de pequeñas cosas: un pequeño chalet, una pequeña fortuna, un pequeño yate. Y tiene toda la razón. El sentido del humor, (sí, es cierto, espero haberte sacado una sonrisa) es el motor del bienestar, y el bienestar es el camino a la felicidad.


    Pero, ¿cuál es la forma en la que se desarrolla en nuestro cuerpo?

    Todo empieza con la adrenalina, que hace que tengas ganas de hacer cosas. La adrenalina es el neurotransmisor del sistema nervioso simpático, y una de sus funciones es estimular los músculos para, por ejemplo, que el corazón se contraiga, expulsando la sangre. También hace que los músculos se tensen para dar todo en un instante. Cuando empezamos un proyecto, la adrenalina es la responsable de proporcionarnos toda la ilusión del mundo para poder acabarlo. Y como premio al trabajo bien realizado, una dosis de serotonina.

     

    Y el quid de la cuestión está en la serotonina, comúnmente llamada droga de la felicidad. La serotonina es la responsable de esa sensación de bienestar que tenemos cuando decimos que somos felices. Pero su labor no acaba aquí. La serotonina también estimula los centros neurológicos relacionados con el aprendizaje y la memoria, por lo que un individuo feliz es más inteligente, aprende más y mejor.

     

    Y para lo más maravilloso de la serotonina reservo un párrafo aparte:

     

     LA SEROTONINA SE CONTAGIA.

     

    Dicho de un modo más adecuado, y se basa en la estimulación que se produce a través de nuestros sentidos. Nuestro cerebro capta cuando una persona es feliz, y por empatía empieza a producir serotonina. ¿Nunca te has emocionado el día del sorteo de Navidad cuando sale por la tele aquel agraciado que dice que gracias al premio no le van a quitar la casa? Bueno, eso es por culpa de la empatía, y por la serotonina que produce tu cerebro ante el estímulo de la buena noticia.

     

    Y en el ambiente familiar, en nuestro círculo íntimo, pasa lo mismo. Nuestra felicidad se contagia, pero también nuestro malestar.

     

    Podemos transformar el ambiente de nuestra casa simplemente siendo felices.

     

    Si, lo sé. Es muy difícil a veces, con la cantidad de problemas que tenemos, conseguir esa sensación de felicidad. Y para eso hemos creado este sitio. Para ayudarte a ser feliz.

     

    Vamos a crear entre todos una pandemia de felicidad.

     

    Pero, ¿tenemos en nuestro entorno a alguien que es feliz por naturaleza? Los que tenemos perro podemos decir sin dudar que sí. Nuestro perro es feliz sólo con estar con nosotros. Y nosotros, como ya hemos dicho que la felicidad se contagia, sólo tenemos que exponernos a ese maravilloso virus.

     

    Antes de irte a acostar, a la vez que te duchas limpiándote de suciedad exterior, límpiate de suciedad interior. Sal de la ducha con una sonrisa, acuéstate con el pensamiento de que mañana va a ser un día maravilloso, que vas a encontrar el amor, el trabajo que necesitas, las fuerzas necesarias para vivir. Y cuando te levantes al día siguiente, verás como, aunque no luzca el Sol, podrás verlo a través de las nubes. Por que pase lo que pase, mañana seguro que sale el Sol.

     

     

     

     

     

    Saludos


    Saludos.

     

    Hemos reconstruido la Web, dotándola de nuevos servicios. Estaremos a vuestra disposición en http://perrosdedospatas.260mb.org.

    Un nuevo concepto de educación canina, utilizando las herramientas de la psicología alternativa con base académica, para convertir a nuestro perro en un animal de servicio, que nos ayudará a resolver los problemas cotidianos, convirtiéndole en vuestro gurú personal.

    No dejéis de visitar la Web.

    Recordar que el grueso del curso está en las tres primeras entradas, y que si tenéis alguna duda o alguna consulta podéis poneros en contacto con nosotros en elchicodeloslobos@hotmail.com

     

    Disfrutar de vuestro perro es la forma más sencilla de alcanzar la felicidad.

     

    domingo, 12 de mayo de 2013

    Tener un perro


    Un perro no es una mascota, un perro es un compañero de vida.

    Un perro no es un muñeco, es un ser vivo que siente y piensa.

    Un perro no es una persona, un perro es sólo un perro.

    Los perros no hablan, pero tienen la necesidad de comunicarse con su entorno.

    Tú y tu familia sois el entorno de tu perro.

    Tu perro forma parte de tu familia.

    Tu perro te dice cosas, pero a su manera, no a la tuya.

    Tú eres el que tienes que aprender el idioma de los perros.

    Para tu perro es imposible aprender a hablar.

    ¿Atado o suelto?

    Si tienes que atar a tu perro para que te acompañe, es que algo estás haciendo mal.

    Si es por que es demasiado cachorro, demasiado adolescente, demasiado rebelde, es porque algo estás haciendo mal.

    Los perros no tienen conciencia del bien y del mal, son inocentes al 100%.

    Los perros sólo hacen lo que creen que deben hacer, por lo que si un perro sale corriendo, será por algo.

    Si tu perro no está pendiente de ti, será por algo.

    Si no puedes sujetar a tu perro con la cadena, será por algo,

    Si tu perro no te acompaña, será por algo.

    Medita todo esto, por que si tu perro causa problemas de convivencia, puede que sea por algo.

    Y quizás tú, (o yo) seamos ese algo.

     

    Una sociedad responsable será el germen de la libertad de los perros.

     

    jueves, 11 de abril de 2013

    El test de Cambell, o como conocer el caracter de tu perro

    Los perros se organizan en jerarquías dentro de la familia según la fortaleza del caracter de cada individuo. El individuo de´caracter más fuerte ocupa un status más elevado dentro de la familia.

    No se puede pretender que los perros razonen de la misma manera que lo hacemos los humanos. Los perros utilizan la parte emotivo-instintiva del cerebro. Se mueven por emociones. (igual que los humanos, que conste)

    http://www.adiestramientodeperros.com/testdecampbell.html

    En ese link os pongo las pruebas para conocer el caracter del perro. Hay que tenerlo en cuenta por que el caracter determina el tipo de adiestramiento y el trabajo de adulto que va a tener el animal. Un perrro de caracter dominante hay que cuidar de que no desarrolle comportamientos agresivos, pues no dudará en lanzarnos un mordisco en alguna situación estresante. Por el contrario a un perro miedoso, o demasiado sumiso, no viene mal modificar la conducta para que sea más seguro de sí mismo. Y hay que tener en cuenta que este trabajo debe estar realizado por algún experto.

    Si tienes varios perros, el test te dirá el caracter de cada perro, y así podrás actuar en consecuencia ante los problemas que vayan surgiendo, territorialidad, celos, estres, micciones inadecuadas.

    No dejes de leer las otras entradas si tienes alguna duda sobre adiestramiento o de mandarme un mensaje a elchicodeloslobos@hotmail.com o saturzetaadiestrador@gmail.com

    Tambien puedes agregarme en Facebook como elchicodeloslobos@hotmail.com o Satur Zeta.

    Y a disfrutar del perro, que están desaprovechados, jeje

    miércoles, 10 de abril de 2013

    Convivir con tu perro

         Hay una cosa que la gente no suele tener en cuenta, y es la evolución mental del perro, desde que es un cachorro hasta su edad adulta.

    De pequeños, los perros, al igual que todos los mamiferos incluido el humano, necesitan la protección de los padres, así como su apoyo y adiestramiento, para que cuando sean adultos puedan ser animales de provecho.

    Estamos haciendo un gran daño a los animales al considerarlos mascotas, pues ese status les condiciona a meros animales decorativos, y les niega la posibilidad de realizarse como seres adultos.

    Si tienes problemas con tus perros deberías considerar la posibilidad de que se sientan frustrados por no poder ser lo que más desean, ser perros.

    martes, 26 de marzo de 2013

    Adiestramiento canino, cursos teoricos gratuitos. Practicas económicas.

    Para los interesados en avanzar en el conocimiento de los perros he escrito este blog.
    No dudeis en poneros en contacto conmigo en el correo elchicodeloslobos@hotmail.com en saturzetaadiestrador@gmail.com o en el blog.
    Hay posibilidad de acampada libre en zona vigilada, con autocaravana, remolque o tienda. Barbacoa.
    Tambien alojamientos rurales.
    Para pasar un fin de semana de escandaloooooo

    martes, 19 de marzo de 2013

    FASES DE LA EDUCACIÓN DE BASE


    La educación de base tiene como objetivos:

     

    -          Crear una estructura jerárquica que para que el perro viva en un entorno en el que se sienta seguro. Ya hemos visto que todos los cachorros son inseguros, y que necesitan una personalidad fuerte para poder desarrollar su personalidad desde la felicidad. Ya tendrán tiempo de ser libres cuando sean responsables. Seguro que nadie quiere que su cachorro muera atropellado por un coche o sufras las heridas de un mordisco por que no obedeció las ordenes de “quieto” y “ven aquí”. Y para eso es necesario crear una entidad dominante sobre el cachorro y sus situaciones vitales para darle toda la seguridad posible. Esa jerarquía también le ayudará a encontrar su status dentro de la familia y a desarrollar el rol más adecuado a su carácter.

    -          Establecer vínculos afectivos que refuerzan la relación jerárquica que, cuando el cachorro de sus primeras muestras de sensatez, empezará a ser flexible, dándole cada vez más libertad, siempre y cuando obedezca a la primera. Y también a aprender a jugar, a respetar los límites establecidos, que se irán ampliando según la confianza que vayamos ganando con él.

    -          La habituación a los estímulos a los que se va a someter el animal durante su vida, ascensores, otros perros, gente, bicicletas, coches, ruidos y olores. Para ello es inevitable superar una fase de dominancia, en el que el perro se debe someter, sí o sí, a las órdenes dadas, sobre todo al “quieto”, al “calla”, y a otras que tienen como fin enseñarle a controlar los impulsos que le llegan de su  instinto.

    -          Aprender juegos y órdenes que de mayor pueden ser útiles. Desde que el perro nace está aprendiendo. Y hay que aprovechar que el periodo en el que están más receptivos son los seis primeros meses de vida para inculcar conductas adecuadas y extinguir las inadecuadas.

     

     

    Nadie tiene un método definitivo de cómo se debe hacer todo el proceso, unos hablan de positivismo, otros de condicionamiento clásico. Cualquier método es bueno, siempre que respete la naturaleza de animal, porque nunca se nos puede olvidar que debemos adecuar el entorno al perro, no el perro al entorno. Por eso, lo mejor es indicar cuales son las fases de desarrollo del cachorro, y la tarea que hay que hacer en cada momento.

     

    Los perros aprenden cosas desde el momento en el que nacen. Nada más llegar a este mundo comienza la primera fase, que dura hasta las 8 semanas más o menos, en la que el cachorro está en la fase de “bebé”. En esta primera fase es esencial que estén junto a la madre, pues no sólo tendrán beneficios del calostro, la leche materna, que les inmunizará contra muchas enfermedades, aparte de que les aportará los nutrientes necesarios para su desarrollo, sino que  tendrán un primer contacto con otros perros, sus hermanos, y la interacción con ellos les hará más sociables, y facilitará la socialización. Los primeros 15 o 20 días, sólo comen y duermen, pero van aprendiendo a determinadas conductas a través de la impronta, (impriting) Lo que aprendan en esas dos primeras semanas no se les olvidara en la vida. Si el perro pasa los dos primeros meses de su vida con su madre no sólo tendrá más posibilidades de sobrevivir a cualquier enfermedad, sino que también será más sociable, más inteligente, aprenderá más rápido, crecerá más sano… Merece la pena esperar al destete para adoptar un cachorro, pues un perro “huérfano” crecerá en peores condiciones por muchos cuidados que pongamos en él. Nada es mejor que una madre.

    En esta primera fase apenas vamos a poder interactuar con ellos, a menos que sea un cachorro huérfano, y de hacerlo sólo sería en el sentido de que se vaya habituando a relacionarse con humanos. Por ello evitaremos juegos violentos que puedan hacerles daño, aunque se puede jugar con ellos “a la pelotita”, con una bola de trapo para no dañarles los dientes, estimulando el ejercicio, procurando que se diviertan. Así implantaremos la idea de que jugar con el humano es bueno, y le situaremos en posición muy receptiva para que en la siguiente fase empiece a aprender órdenes a partir del juego.

     

    A los dos meses se le puede hacer el test de Campbell, que aunque es un método predictivo no científico, puede ayudar a predecir cuál va a ser el carácter de nuestro perro, y prevenir los problemas que puedan venir por ser excesivamente dominante o excesivamente sumiso o independiente. Si quieres saber más sobre el test, pulsa aquí. www.testdecambell.com

     

    La siguiente fase es la más importante en la educación del perro. Va desde los 2 a los 6 meses, y es la etapa infantil. Durante esta fase el cachorro empieza a desarrollar su carácter y se dan uno o dos picos de agresividad debidos al incremento de la producción de adrenalina, que interviene en el proceso de crecimiento y desarrollo. Es importante estar al tanto de estos momentos pues, aunque nunca se debe consentir una conducta agresiva, debemos entender que en este caso la conducta es inadecuada pues se debe a la estimulación de la adrenalina. Debemos parar el comportamiento agresivo y desviar su atención hacia el juego. En este momento le podemos empezar a guiar en lo que va a ser su vida futura, si es un perro de caza, jugaremos a la caza, si es un perro de compañía, fomentaremos los comportamientos dóciles, si es un perro guardián, guiaremos su agresividad y dominancia hacía juegos de acción, correr, saltar.

    En esta fase se aprenden las órdenes básicas, siéntate, ven aquí, tumbado, quieto, junto, dame la pata, y las que se nos vayan ocurriendo. El método de enseñanza es sencillo: Primero, buen humor, verlo como un juego. No hay que alterarse, porque el perro interpreta nuestros sentimientos y estará mucho más receptivo ante una persona que le ofrece diversión que ante otra que le amenaza con un castigo. Segundo, una orden al día, y al día siguiente repasamos lo que sabemos. No hay que aturullar al cachorro con varias órdenes de golpe, pues lo único que conseguiremos es agotarle, desviará su atención, nosotros nos frustraremos, ellos se despistarán más, en definitiva, un círculo vicioso que lleva al desastre. Hay que empezar con la máxima de que el adiestramiento completo no se culmina en un día. Es más, se prolonga durante toda la vida.

     

    El aprendizaje de las órdenes.

     

    Para que el perro aprenda las órdenes, hay varios métodos, y todos funcionan. Yo voy a aportar el mío. ¿Funciona? A mí sí, pero claro, depende del perro, algunos son más reacios a aprender ordenes que otro, depende de su carácter. Un perro equilibrado tendiendo a dominante es lo ideal para tener un perro que haga muchos “trucos”, pero todos pueden aprender lo mismo, sólo que con unos hay que tener más paciencia que con otros.

     

    El “Ven aquí”. La orden internacional es “cam” o “kom” depende de si usamos el método inglés o alemán. Pero tiene un inconveniente. Si tenemos que aprender un idioma, para luego enseñárselo al perro perderemos unas décimas de segundo importantísimas a la hora de dar una orden. Por lo que lo ideal es hacer una seña que nos salga automáticamente. Podemos indicarle con la mano, o golpearnos la parte exterior del muslo, a donde lleguemos sin agacharnos. Si se la enseñamos de cachorro, podemos aprovechar el instinto natural del perro de venir a nosotros cuando nos agachamos. En ese momento decimos “ven aquí” o nos golpeamos la pierna. Cuando llegue, le damos un premio, sólo las primeras veces, luego sobra con una caricia sonriendo. Lo importante es poner al perro un estímulo lo suficientemente positivo como para que deje de hacer lo que está haciendo y venga a nosotros. Más adelante la orden “ven aquí” se dará sólo cuando vaya seguida de otra, como “quieto” o alguna de acción, como “busca”, “guarda”, etc. también el “ven aquí” seguido del “quieto” servirá para frenar un comportamiento inadecuado, como perseguir gatos, correr detrás de los coches, subirse encima de la gente, etc.

     

    El “quieto”.  También se puede usar “chisttt” que vale también para “calla”. Las dos  son órdenes represivas, por lo que cambiando el énfasis de alegre a enfadado podemos usarlas como imposición o correctivo. También se usa en adiestramiento avanzado como orden tranquilizadora o para habituarle a animales, como gallinas o gatos. El quieto tiene como función la de detener la acción del animal. Es decir, si vemos que comienza un comportamiento inadecuado, un quieto a tiempo evitará que se convierta en intolerable. Para inculcárselo, no queda más remedio que usar la cadena. Colocada a la altura de la nuca, daremos un pequeño tironcito con un giro de muñeca en el momento de que se produzca una acción inadecuada, o un ladrido inadecuado. El quieto y el calla, son dos órdenes que no se aprenden jugando, sino aplicando la dominancia y la sumisión. Quizás son las únicas en las que el respeto a la jerarquía sea indispensable, por lo que no debemos se pusilánimes a la hora de darlas, pues esa pequeña disciplina puede primero salvarle la vida al perro, y después facilitar la convivencia.

     

    “Siéntate”. Es una orden muy  sencilla de enseñar, pues forma parte del vocabulario del perro. Una vez que ha aprendido el “calla”, en un entorno en donde no haya ninguna distracción, solos en casa después del paseo, por ejemplo, nos agachamos delante de él con una salchicha y se la enseñamos por encima de la nariz, sin que la coja. El tratará de saltar hacía ella, nosotros le damos la orden de “quieto” con autoridad, seguida de la de siéntate a la vez que bajamos la salchicha. Tarde o temprano se sentará mirando la salchicha, pues es su forma de decir “estoy esperando”. En ese momento le damos la salchicha. Y así siempre que le demos comida le diremos “siéntate” y no se la daremos hasta que no se siente.

     

    “Tumbado”. Desde la orden siéntate, llevamos la mano hasta el suelo, a la vez que decimos “tumbado”. Instintivamente el perro se tumbará. Cuando lo haya hecho le pasamos la mano por el pecho debajo de las costillas en sentido caudal, rascándole. Él se tumbará patas arriba y entonces le rascamos la barriga. Esta postura, lejos de mostrar sometimiento, es una muestra de cariño con la que nos dice que acepta nuestra posición. Mostrar sumisión, de forma voluntaria, no sometimiento, que siempre es obligado, es la forma en la que el perro te dice que va a aceptar tu status dentro de la familia.

     

    “Dame la pata”. Es una de las órdenes en las que se aplica a rajatabla en condicionamiento clásico. Para obtener una recompensa tienes que realizar una acción. Es una orden complementaria al “siéntate” y además de ser una especie de juego puede convertirse en una seña convencional con la que el perro aprende a decir “dame”. Desde el sentado, con la salchicha en la mano izquierda mostramos la palma de la mano derecha por debajo de su hocico, y decimos “pata”. Le damos un palmeo con la mano en la pata delantera, a la vez que repetimos pata, mostrando la salchicha. Cuando el perro comprenda que para tener la salchicha tiene que poner la pata en la palma de tu mano lo hará inmediatamente. Y luego, cada vez que quiera una salchicha, o cualquier otra cosa, hará una seña dando la pata.

     

    “Junto”. Cómo orden tiene carácter represivo, pues busca que el perro se pegue a nosotros mientras caminamos. Es una orden que se puede utilizar para que no tire de la cadena y que nos siga, y la forma de enseñarla es igual que la de “quieto”. Atado con el collar a la altura de la nuca, con un leve tironcillo. Insisto, es mi método porque entiendo que si es una orden represiva hay que utilizar la dominancia. Seguramente haya métodos positivistas que logren el mismo resultado sin atar nunca al perro. Pero sólo funcionan con perros equilibrados o sumisos. Cada perro es un mundo y el método se debe adaptar a cada perro.

    Pero por otro lado, el “junto” forma parte del vocabulario del perro y significa “yo te acompaño”, o “estoy contigo apoyándote”. El perro cuando quiere darte su apoyo, ya sea físico o emocional, se coloca de pie pegado a tu pierna, en pleno contacto. Si tienes la mano a su altura, la “morderá” cariñosamente. Eso es un “beso” o un abrazo en idioma canino. Por lo que la orden de junto no debería ser difícil de aprender si el perro está debidamente socializado con la familia.

     

    Para otras ordenes, trucos, hay que empezar desde el juego, teniendo en cuenta que siempre tenemos que haber conseguido antes  equilibrar a nuestro perro, mejorando el temple y el carácter. Puede hacerse el muerto, buscar cosas, juegos como la pelotita, el frisbi, el corre que te pillo. Traer el periódico, las zapatillas. Para todos ellos hay que entender que lo que más le gusta al perro es pasárselo bien, y que disfruta viéndonos disfrutar. Por eso, si tenemos el suficiente sentido del humor, la suficiente paciencia y ganas, podemos hacer que nuestro perro aprenda un montón de trucos jugando con él un rato al día. Porque tenemos 15 años de convivencia por delante, y eso son muchos días.

     

    miércoles, 13 de marzo de 2013

    Evitar problemas de conducta


    Hay que romper un mito. En la absoluta mayoría de los casos en los que los perros dan problemas el culpable es el humano que comete el error de humanizar la conducta del perro, de considerar al perro como mascota y/o no dejar que el perro se realice como perro. Y si seguimos las siguientes instrucciones nos ahorraremos un montón de problemas.

    Un perro no es un muñeco, tampoco es un juguete. El perro es el primer animal domesticado por el hombre hace 14000 años, 4 milenios antes que el resto de los animales domésticos. Y eso es por una razón.

    Lo que menos le hacía falta al hombre de la Edad del Hielo es una carga. No se podía permitir el lujo de tener mascotas. Según los descubrimientos arqueológicos de Oriente Medio, el primer “perro” sería un lobo solitario que se acercó a los poblados humanos en busca de los restos de la caza. Su instinto le llevaría a colaborar en la caza, accediendo a los restos productos de la limpieza, tripas, huesos y diversos órganos internos. Es posible que defendiera la entrada de la cueva durante la noche, o detectara la presencia de algún ocupante peligroso, osos de las cavernas, leones o tigres dientes de sable. Lo que es seguro es que se creó una relación simbiótica entre ese lobo solitario y el grupo humano.

    Desde entonces se fue haciendo una selección artificial de animales según la necesidad del momento: olfato y agilidad para la caza, fiereza y lealtad para guarda y defensa, docilidad y sumisión para animal de compañía o “calienta-camas”. Pero siempre el perro ocupa un lugar dentro de la tribu.

    Actualmente, hay cientos de razas de perros, cada una “creada” con un determinado carácter según el trabajo que debe realizar. Por eso es tan importante hacerse una serie de preguntas antes de elegir un perro, la primera, la más importante:

     

    ¿De verdad quiero un perro?

     

     Es una pregunta obligatoria. Un perro requiere responsabilidad, es un ser vivo que tiene unas necesidades, y nosotros nos obligamos a dárselas. Si no estamos dispuestos a tener sacrificios no merece la pena que nos planteemos la idea de tener perro pues tenerlo conlleva muchos inconvenientes: no podemos ir a cualquier sitio, pues no en todos los sitios admiten perros. En caso de hacer un viaje, tenemos que procurarle un sitio al perro, y no hacer que la familia cargue con el cada fin de semana. Luego están las vacunas, los pises, las cacas, los ladridos, los olores, las visitas al veterinario y al peluquero. Hay que darle de comer, sacarle de paseo, convivir con él y con sus problemas, etc.  Si lo que quieres es una mascota, piensa mejor en peces de colores. Un perro no es una mascota. Un perro no es un animal de decoración.

    Si tu respuesta sigue siendo afirmativa ahí va la siguiente pregunta.

     

    ¿Qué perro, de qué raza, de qué tamaño?

     

    No todas las razas son aptas para todas las personas y no hay que dejarse guiar por la pena o el Ego a la hora de elegir perro. Hay que buscar un perro que se amolde a tu carácter, pues su trata de una convivencia de 12 o 15 años, por lo que la afinidad de caracteres aumenta las posibilidades de una buena relación. Si somos de carácter sedentario, debemos abstenernos de adoptar perros de trabajo tipo border collie o aussie, pues son perros que tienen una gran necesidad de ejercicio y tenerlos confinados en el interior puede ser frustrante para ellos, dando origen a problemas de ansiedad, ladrido excesivo, micciones inadecuadas, agresividad, etc. Si somos sedentarios busquemos un perro sedentario, un chiguagua, un yorkie, un galgo (aunque no lo parezca, el galgo es uno de los perros más tranquilos) También hay que considerar el espacio del que disponemos. Esa misma persona sedentaria, si dispone de mucho terreno cerca de casa, y está dispuesta a darle al perro un par de horas de esparcimiento, puede elegir ese border o ese aussie. Lo que no se puede hacer es elegir un perro de esos si vivimos en un piso pequeño de una gran ciudad. Hay que adaptar el espacio al perro, no el perro al espacio.

     

    ¿Para qué quiero un perro?

     

    De la respuesta dependerá mucho la raza, el tamaño, el carácter del animal. Lo normal es que la gente busque un perro de compañía.  O lo que es lo mismo, chiguaguas, yorkies, Shin-tzu, pomeranian, bichón… Un dobermann no es un perro de compañía, es un perro de guardia y defensa. Un cocker no es un perro de compañía, es un perro de caza. ¿Quiere decir esto que no los debemos elegir? No. Significa que tenemos que saber que perro elegir según para que queramos el perro. Una buena idea es consultar primero la clasificación raza de la FCI, pensar en adoptar un mestizo, visitar después perreras, albergues, protectoras. O preguntar en criaderos, somos libres. Pero siempre hay que tener en cuenta que vamos a convivir de 12 a 15 años con un ser vivo que tiene necesidades. Y la selección del perro según su carácter y tamaño nos va a facilitar tanto la convivencia como los posibles adiestramientos que queramos darle, ya sea obediencia básica, avanzada deportiva, caza, guardia y defensa, servicio, terapia, etc.

    Lo importante es no elegir un perro para sentirse bien con uno mismo, o por pena, glamour, Ego, o cualquier otro error de la psique humana, si no por una necesidad real y siempre asumiendo las responsabilidades que conlleva tener perro.

     

    ¿Cachorro o adulto?

     

    A la hora de adoptar la edad no importa. Un perro adulto también se puede adaptar a un nuevo entorno si no tiene ningún problema subyacente. Cualquier perro que haya pasado una etapa de readaptación en una protectora responsable es totalmente apto para la adopción y no dará más problemas que los normales. Además, los perros adultos tienen ya todas las tareas aprendidas y en apenas una semana se acoplarán a la familia en cuanto vean que hay comida regularmente. No se sabe si los perros añoran a sus antiguos dueños, pero sí que se pueden adaptar a dueños nuevos.

    El cachorro, que normalmente viene de criadero, tiene un problema específico y es que suelen venir sin socializar. Esto significa que todo el proceso que con el perro adulto no tenemos que hacer porque este ya lo tiene inculcado, tenemos que llevarlo a cabo con el cachorro. Tiene que habituarse al entorno, a la gente, a otros perros, a cosas como bicicletas, ruidos, coches. Tiene que aprender a hacer sus cosas en el sitio designado, a pasear con la correa. Pero es un proceso alucinante que si se lleva con responsabilidad  puede dar muchas satisfacciones.

    En definitiva, elegir uno u otro tiene sus pros y sus contras, y tenemos que tenerlo en cuenta a la hora de adoptar un cachorro o un adulto.

     

    Y después, ¿qué?

     

    Ya tenemos elegido perro, ahora tenemos que tener en cuenta las necesidades sicológicas del perro. Por mucho que suene raro, la mayoría de los problemas que vamos a tener se van a deber a inadaptaciones con el medio ambiente o con nosotros. La psique del perro es muy sencilla y es en esa sencillez en donde radica sus problemas, dado que nosotros tenemos una vida demasiado artificial para que un ser que no separa el pasado del futuro, que su lenguaje no tiene recursividad, y que no es capaz de razonar los porqués de la moral humana pueda aceptar con normalidad las situaciones cotidianas a las que se va a enfrentar. Tenemos que recordar que debemos adaptar el espacio al perro, no el perro al espacio, por lo que debemos entender que muchos de los comportamientos que nosotros consideramos inadecuados son aceptables para ellos. Por eso lo primero que tenemos que aprender es a tener paciencia y buen humor.

    Habrá cosas que no sepamos, y eso es normal. Nadie sabe todo. Y para eso he abierto el blog, para tratar de despejar algunas dudas y poner mis recursos a disposición de todos los lectores. De la misma manera que acudimos al veterinario cuando hay un problema de salud, deberíamos ver con normalidad acudir a un profesional de la terapia conductista canina para resolver problemas de conducta, socialización, o de terapia sociológica, o para aprender técnicas de cambio de conducta.

     

    Lo primero que hay que aceptar, y no me cansaré de decirlo hasta la saciedad, es que un perro es un perro, y que hay que tratarlo como tal. Creedme, no vais a ofender a vuestro perro si le tratáis como un perro. En realidad es lo que le va a hacer más feliz. Hay que tener en cuenta que el perro va a formar parte de la familia, por lo tanto va a asumir un status dentro de la familia y a jugar el rol correspondiente a ese status. Si desde pequeñito le dejamos claro cuál es ese status nos ahorraremos muchos problemas futuros. Pero, ¿Cómo se define el status en un animal?

     

    En realidad no es tan difícil. Ellos ya tienen en sus genes la necesidad de formar parte de un grupo. Son animales gregarios, como nosotros, y es precisamente esa necesidad biológica la que, sumada a nuestra empatía, hizo posible su domesticación. Puede que sea incluso el único animal puramente doméstico, pues otros animales de nuestro entorno, como ovejas, gallinas, quizás los caballos, son animales que no sienten ningún apego por la casa, y si se pueden escapar, se escapan. Sin embargo el perro, aunque duerma en la calle, nunca se alejará del domicilio familiar. Y ya vienen “programados” genéticamente para hacerse un sitio dentro del grupo. Lo único que tenemos que hacer es poner límites. Y tener muy claro lo que son actitudes adecuadas, inadecuadas e intolerables, como ya se explicó en la primera entrada.

     

    Es el momento de volver a explicar los conceptos de jerarquía, dominancia y sumisión. Hay quien dice que es imposible una relación de dominancia entre dos especies diferentes, pero la realidad es que sí. El individuo A es dominante sobre  el individuo B cuando impone su voluntad sobre él. Si yo digo al perro “ven aquí” y el perro viene soy dominante sobre él. Si él se somete a mi voluntad se crea una relación jerárquica en la que yo ocupo un sitio más alto en la escala, mi status es superior al suyo.

     

    Pero yo voy un paso más allá, pues lo que me interesa es llegar a una relación simbiótica plena con mis perros, es decir, colaborar en todas las situaciones de la vida. Para ello hay que conocer el lenguaje de los perros, y aceptar la flexibilidad en la relación jerárquica. Pero antes de poder confiar en tu perro, debes pasar un proceso de adiestramiento en el que el individuo dominante debes ser tú, que eres el adulto. Así el individuo dominante es el que controla la situación, independientemente del status que ocupe dentro del grupo. Esto puede ser tomado como una conducta inadecuada en el caso de ser el perro el que se muestre dominante, por ejemplo si a la hora de pasear va delante de nosotros, o si se vuelve incomprensiblemente rebelde. Debemos usar el instinto para determinar la razón de su actitud. En el caso de ir delante, en realidad no es una actitud dominante, pues siempre va a ir a donde nosotros vayamos. El ir delante es el modo de exploración. Si detecta algo extraño, se parará y esperará a que lleguemos. Y lo mismo pasa con esa rebeldía repentina.

     

    Lo adecuado en nosotros es observar todos los indicios de nuestro perro para determinar cuál es la mejor manera de actuar. Somos un equipo, ellos ponen el instinto, nosotros la razón.

     

    Mediante la observación empezamos a conocer a nuestro perro. Si se niega a entrar en la caseta, debemos esperar que haya algo o “alguien” en ella. Si revuelve la manta, quizás tenga frio y quiera taparse. Si desecha la comida, es posible que no tenga hambre o que la comida esté en mal estado. Antes de juzgar una actitud debemos averiguar si hay una razón para ello. Es normal que los perros ladren, una vez o dos, o tres. Pero si están todo el día ladrando y el ladrido suena a nervioso, es casi seguro que esté pasando un proceso de ansiedad o de frustración. No es normal que un perro se haga sus cosas en la habitación en donde duerme. Los sacos anales están llenos de feromonas que esparcen por doquier para mostrarse al mundo. Esas feromonas, que también están en la orina, son su seña de identidad. Cualquier perro que las detecte sabrá de él, o de ella, y nuestro perro también sabrá de otros congéneres de la misma forma. Por eso, si se lo hace en casa es señal de que algo va mal. Puede ser algún problema gástrico, o estrés, ansiedad, miedo, etc. Si nuestro perro no quiere jugar, si está triste en un rincón, si tiene un temperamento arisco incluso mal genio, debemos pensar  primero que es posible que esté enfermos, y muestre esa apatía o ese mal genio como síntoma psicológico de la enfermedad, pues de la misma manera que a nosotros se nos cambia el humor cuando estamos enfermos, a ellos les pasa lo mismo. Y aunque una actitud intolerable siempre es una actitud intolerable, debemos tratar de averiguar cuál es el origen de ese mal humor antes de pensar en deshacernos del perro.

     

    Siempre es importante mantener esa relación jerárquica mientras que el perro esté en periodo de aprendizaje, y la primera disciplina es la de la cadena. Para que no de problemas con el paseo, debe entender que cuando va atado, va atado. Para ello no está de más dejarle atado un día a algún sitio del que no pueda soltarse. Así aprende a no luchar contra la cadena y a “someterse” a la situación. Cuando comprenda que de la cadena no puede huir, dejará de tirar de ella.