La educación de base tiene como objetivos:
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Crear una estructura jerárquica que para que el perro
viva en un entorno en el que se sienta seguro. Ya hemos visto que todos los
cachorros son inseguros, y que necesitan una personalidad fuerte para poder
desarrollar su personalidad desde la felicidad. Ya tendrán tiempo de ser libres
cuando sean responsables. Seguro que nadie quiere que su cachorro muera
atropellado por un coche o sufras las heridas de un mordisco por que no
obedeció las ordenes de “quieto” y “ven aquí”. Y para eso es necesario crear
una entidad dominante sobre el cachorro y sus situaciones vitales para darle
toda la seguridad posible. Esa jerarquía también le ayudará a encontrar su
status dentro de la familia y a desarrollar el rol más adecuado a su carácter.
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Establecer vínculos afectivos que refuerzan la relación
jerárquica que, cuando el cachorro de sus primeras muestras de sensatez,
empezará a ser flexible, dándole cada vez más libertad, siempre y cuando
obedezca a la primera. Y también a aprender a jugar, a respetar los límites
establecidos, que se irán ampliando según la confianza que vayamos ganando con
él.
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La habituación a los estímulos a los que se va a
someter el animal durante su vida, ascensores, otros perros, gente, bicicletas,
coches, ruidos y olores. Para ello es inevitable superar una fase de
dominancia, en el que el perro se debe someter, sí o sí, a las órdenes dadas,
sobre todo al “quieto”, al “calla”, y a otras que tienen como fin enseñarle a
controlar los impulsos que le llegan de su
instinto.
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Aprender juegos y órdenes que de mayor pueden ser
útiles. Desde que el perro nace está aprendiendo. Y hay que aprovechar que el
periodo en el que están más receptivos son los seis primeros meses de vida para
inculcar conductas adecuadas y extinguir las inadecuadas.
Nadie tiene un método definitivo de cómo se debe hacer todo
el proceso, unos hablan de positivismo, otros de condicionamiento clásico. Cualquier
método es bueno, siempre que respete la naturaleza de animal, porque nunca se
nos puede olvidar que debemos adecuar el entorno al perro, no el perro al
entorno. Por eso, lo mejor es indicar cuales son las fases de desarrollo del
cachorro, y la tarea que hay que hacer en cada momento.
Los perros aprenden cosas desde el momento en el que nacen.
Nada más llegar a este mundo comienza la primera fase, que dura hasta las 8
semanas más o menos, en la que el cachorro está en la fase de “bebé”. En esta
primera fase es esencial que estén junto a la madre, pues no sólo tendrán
beneficios del calostro, la leche materna, que les inmunizará contra muchas
enfermedades, aparte de que les aportará los nutrientes necesarios para su
desarrollo, sino que tendrán un primer
contacto con otros perros, sus hermanos, y la interacción con ellos les hará
más sociables, y facilitará la socialización. Los primeros 15 o 20 días, sólo
comen y duermen, pero van aprendiendo a determinadas conductas a través de la
impronta, (impriting) Lo que aprendan en
esas dos primeras semanas no se les olvidara en la vida. Si el perro pasa
los dos primeros meses de su vida con su madre no sólo tendrá más posibilidades
de sobrevivir a cualquier enfermedad, sino que también será más sociable, más
inteligente, aprenderá más rápido, crecerá más sano… Merece la pena esperar al
destete para adoptar un cachorro, pues un perro “huérfano” crecerá en peores
condiciones por muchos cuidados que pongamos en él. Nada es mejor que una madre.
En esta primera fase apenas vamos a poder interactuar con
ellos, a menos que sea un cachorro huérfano, y de hacerlo sólo sería en el
sentido de que se vaya habituando a relacionarse con humanos. Por ello
evitaremos juegos violentos que puedan hacerles daño, aunque se puede jugar con
ellos “a la pelotita”, con una bola de trapo para no dañarles los dientes,
estimulando el ejercicio, procurando que se diviertan. Así implantaremos la
idea de que jugar con el humano es
bueno, y le situaremos en posición muy receptiva para que en la siguiente
fase empiece a aprender órdenes a partir del juego.
A los dos meses se le puede hacer el test de Campbell, que
aunque es un método predictivo no científico, puede ayudar a predecir cuál va a
ser el carácter de nuestro perro, y prevenir los problemas que puedan venir por
ser excesivamente dominante o excesivamente sumiso o independiente. Si quieres
saber más sobre el test, pulsa aquí. www.testdecambell.com
La siguiente fase es la más importante en la educación del
perro. Va desde los 2 a los 6 meses, y es la etapa infantil. Durante esta fase
el cachorro empieza a desarrollar su carácter y se dan uno o dos picos de
agresividad debidos al incremento de la producción de adrenalina, que
interviene en el proceso de crecimiento y desarrollo. Es importante estar al
tanto de estos momentos pues, aunque nunca se debe consentir una conducta
agresiva, debemos entender que en este caso la conducta es inadecuada pues se
debe a la estimulación de la adrenalina. Debemos parar el comportamiento
agresivo y desviar su atención hacia el juego. En este momento le podemos
empezar a guiar en lo que va a ser su vida futura, si es un perro de caza,
jugaremos a la caza, si es un perro de compañía, fomentaremos los
comportamientos dóciles, si es un perro guardián, guiaremos su agresividad y
dominancia hacía juegos de acción, correr, saltar.
En esta fase se aprenden las órdenes básicas, siéntate, ven
aquí, tumbado, quieto, junto, dame la pata, y las que se nos vayan ocurriendo.
El método de enseñanza es sencillo: Primero, buen humor, verlo como un juego.
No hay que alterarse, porque el perro interpreta nuestros sentimientos y estará
mucho más receptivo ante una persona que le ofrece diversión que ante otra que
le amenaza con un castigo. Segundo, una orden al día, y al día siguiente
repasamos lo que sabemos. No hay que aturullar al cachorro con varias órdenes
de golpe, pues lo único que conseguiremos es agotarle, desviará su atención,
nosotros nos frustraremos, ellos se despistarán más, en definitiva, un círculo
vicioso que lleva al desastre. Hay que empezar con la máxima de que el adiestramiento completo no se culmina en
un día. Es más, se prolonga durante toda
la vida.
El aprendizaje de las órdenes.
Para que el perro aprenda las órdenes, hay varios métodos, y
todos funcionan. Yo voy a aportar el mío. ¿Funciona? A mí sí, pero claro,
depende del perro, algunos son más reacios a aprender ordenes que otro, depende
de su carácter. Un perro equilibrado tendiendo a dominante es lo ideal para
tener un perro que haga muchos “trucos”, pero todos pueden aprender lo mismo,
sólo que con unos hay que tener más paciencia que con otros.
El “Ven aquí”. La orden internacional es “cam” o “kom”
depende de si usamos el método inglés o alemán. Pero tiene un inconveniente. Si
tenemos que aprender un idioma, para luego enseñárselo al perro perderemos unas
décimas de segundo importantísimas a la hora de dar una orden. Por lo que lo
ideal es hacer una seña que nos salga automáticamente. Podemos indicarle con la
mano, o golpearnos la parte exterior del muslo, a donde lleguemos sin
agacharnos. Si se la enseñamos de cachorro, podemos aprovechar el instinto
natural del perro de venir a nosotros cuando nos agachamos. En ese momento
decimos “ven aquí” o nos golpeamos la pierna. Cuando llegue, le damos un
premio, sólo las primeras veces, luego sobra con una caricia sonriendo. Lo
importante es poner al perro un estímulo lo suficientemente positivo como para
que deje de hacer lo que está haciendo y venga a nosotros. Más adelante la orden
“ven aquí” se dará sólo cuando vaya seguida de otra, como “quieto” o alguna de
acción, como “busca”, “guarda”, etc. también el “ven aquí” seguido del “quieto”
servirá para frenar un comportamiento inadecuado, como perseguir gatos, correr
detrás de los coches, subirse encima de la gente, etc.
El “quieto”. También
se puede usar “chisttt” que vale también para “calla”. Las dos son órdenes represivas, por lo que cambiando
el énfasis de alegre a enfadado podemos usarlas como imposición o correctivo.
También se usa en adiestramiento avanzado como orden tranquilizadora o para
habituarle a animales, como gallinas o gatos. El quieto tiene como función la
de detener la acción del animal. Es decir, si vemos que comienza un comportamiento
inadecuado, un quieto a tiempo evitará que se convierta en intolerable. Para
inculcárselo, no queda más remedio que usar la cadena. Colocada a la altura de
la nuca, daremos un pequeño tironcito con un giro de muñeca en el momento de
que se produzca una acción inadecuada, o un ladrido inadecuado. El quieto y el
calla, son dos órdenes que no se aprenden jugando, sino aplicando la dominancia
y la sumisión. Quizás son las únicas en las que el respeto a la jerarquía sea
indispensable, por lo que no debemos se pusilánimes a la hora de darlas, pues
esa pequeña disciplina puede primero salvarle la vida al perro, y después
facilitar la convivencia.
“Siéntate”. Es una orden muy
sencilla de enseñar, pues forma parte del vocabulario del perro. Una vez
que ha aprendido el “calla”, en un entorno en donde no haya ninguna
distracción, solos en casa después del paseo, por ejemplo, nos agachamos
delante de él con una salchicha y se la enseñamos por encima de la nariz, sin
que la coja. El tratará de saltar hacía ella, nosotros le damos la orden de
“quieto” con autoridad, seguida de la de siéntate a la vez que bajamos la
salchicha. Tarde o temprano se sentará mirando la salchicha, pues es su forma
de decir “estoy esperando”. En ese momento le damos la salchicha. Y así siempre
que le demos comida le diremos “siéntate” y no se la daremos hasta que no se
siente.
“Tumbado”. Desde la orden siéntate, llevamos la mano hasta
el suelo, a la vez que decimos “tumbado”. Instintivamente el perro se tumbará.
Cuando lo haya hecho le pasamos la mano por el pecho debajo de las costillas en
sentido caudal, rascándole. Él se tumbará patas arriba y entonces le rascamos
la barriga. Esta postura, lejos de mostrar sometimiento, es una muestra de
cariño con la que nos dice que acepta nuestra posición. Mostrar sumisión, de forma voluntaria, no sometimiento, que siempre
es obligado, es la forma en la que el
perro te dice que va a aceptar tu status dentro de la familia.
“Dame la pata”. Es una de las órdenes en las que se aplica a
rajatabla en condicionamiento clásico. Para obtener una recompensa tienes que
realizar una acción. Es una orden complementaria al “siéntate” y además de ser
una especie de juego puede convertirse en una seña convencional con la que el
perro aprende a decir “dame”. Desde el sentado, con la salchicha en la mano
izquierda mostramos la palma de la mano derecha por debajo de su hocico, y
decimos “pata”. Le damos un palmeo con la mano en la pata delantera, a la vez
que repetimos pata, mostrando la salchicha. Cuando el perro comprenda que para
tener la salchicha tiene que poner la pata en la palma de tu mano lo hará
inmediatamente. Y luego, cada vez que quiera una salchicha, o cualquier otra
cosa, hará una seña dando la pata.
“Junto”. Cómo orden tiene carácter represivo, pues busca que
el perro se pegue a nosotros mientras caminamos. Es una orden que se puede
utilizar para que no tire de la cadena y que nos siga, y la forma de enseñarla
es igual que la de “quieto”. Atado con el collar a la altura de la nuca, con un
leve tironcillo. Insisto, es mi método porque entiendo que si es una orden
represiva hay que utilizar la dominancia. Seguramente haya métodos positivistas
que logren el mismo resultado sin atar nunca al perro. Pero sólo funcionan con
perros equilibrados o sumisos. Cada
perro es un mundo y el método se debe adaptar a cada perro.
Pero por otro lado, el “junto” forma parte del vocabulario
del perro y significa “yo te acompaño”, o “estoy contigo apoyándote”. El perro
cuando quiere darte su apoyo, ya sea físico o emocional, se coloca de pie
pegado a tu pierna, en pleno contacto. Si tienes la mano a su altura, la
“morderá” cariñosamente. Eso es un “beso” o un abrazo en idioma canino. Por lo
que la orden de junto no debería ser difícil de aprender si el perro está
debidamente socializado con la familia.
Para otras ordenes, trucos, hay que empezar desde el juego,
teniendo en cuenta que siempre tenemos que haber conseguido antes equilibrar a nuestro perro, mejorando el
temple y el carácter. Puede hacerse el muerto, buscar cosas, juegos como la
pelotita, el frisbi, el corre que te pillo. Traer el periódico, las zapatillas.
Para todos ellos hay que entender que lo que más le gusta al perro es pasárselo
bien, y que disfruta viéndonos disfrutar. Por eso, si tenemos el suficiente
sentido del humor, la suficiente paciencia y ganas, podemos hacer que nuestro
perro aprenda un montón de trucos jugando con él un rato al día. Porque tenemos
15 años de convivencia por delante, y eso son muchos días.
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