martes, 19 de marzo de 2013

FASES DE LA EDUCACIÓN DE BASE


La educación de base tiene como objetivos:

 

-          Crear una estructura jerárquica que para que el perro viva en un entorno en el que se sienta seguro. Ya hemos visto que todos los cachorros son inseguros, y que necesitan una personalidad fuerte para poder desarrollar su personalidad desde la felicidad. Ya tendrán tiempo de ser libres cuando sean responsables. Seguro que nadie quiere que su cachorro muera atropellado por un coche o sufras las heridas de un mordisco por que no obedeció las ordenes de “quieto” y “ven aquí”. Y para eso es necesario crear una entidad dominante sobre el cachorro y sus situaciones vitales para darle toda la seguridad posible. Esa jerarquía también le ayudará a encontrar su status dentro de la familia y a desarrollar el rol más adecuado a su carácter.

-          Establecer vínculos afectivos que refuerzan la relación jerárquica que, cuando el cachorro de sus primeras muestras de sensatez, empezará a ser flexible, dándole cada vez más libertad, siempre y cuando obedezca a la primera. Y también a aprender a jugar, a respetar los límites establecidos, que se irán ampliando según la confianza que vayamos ganando con él.

-          La habituación a los estímulos a los que se va a someter el animal durante su vida, ascensores, otros perros, gente, bicicletas, coches, ruidos y olores. Para ello es inevitable superar una fase de dominancia, en el que el perro se debe someter, sí o sí, a las órdenes dadas, sobre todo al “quieto”, al “calla”, y a otras que tienen como fin enseñarle a controlar los impulsos que le llegan de su  instinto.

-          Aprender juegos y órdenes que de mayor pueden ser útiles. Desde que el perro nace está aprendiendo. Y hay que aprovechar que el periodo en el que están más receptivos son los seis primeros meses de vida para inculcar conductas adecuadas y extinguir las inadecuadas.

 

 

Nadie tiene un método definitivo de cómo se debe hacer todo el proceso, unos hablan de positivismo, otros de condicionamiento clásico. Cualquier método es bueno, siempre que respete la naturaleza de animal, porque nunca se nos puede olvidar que debemos adecuar el entorno al perro, no el perro al entorno. Por eso, lo mejor es indicar cuales son las fases de desarrollo del cachorro, y la tarea que hay que hacer en cada momento.

 

Los perros aprenden cosas desde el momento en el que nacen. Nada más llegar a este mundo comienza la primera fase, que dura hasta las 8 semanas más o menos, en la que el cachorro está en la fase de “bebé”. En esta primera fase es esencial que estén junto a la madre, pues no sólo tendrán beneficios del calostro, la leche materna, que les inmunizará contra muchas enfermedades, aparte de que les aportará los nutrientes necesarios para su desarrollo, sino que  tendrán un primer contacto con otros perros, sus hermanos, y la interacción con ellos les hará más sociables, y facilitará la socialización. Los primeros 15 o 20 días, sólo comen y duermen, pero van aprendiendo a determinadas conductas a través de la impronta, (impriting) Lo que aprendan en esas dos primeras semanas no se les olvidara en la vida. Si el perro pasa los dos primeros meses de su vida con su madre no sólo tendrá más posibilidades de sobrevivir a cualquier enfermedad, sino que también será más sociable, más inteligente, aprenderá más rápido, crecerá más sano… Merece la pena esperar al destete para adoptar un cachorro, pues un perro “huérfano” crecerá en peores condiciones por muchos cuidados que pongamos en él. Nada es mejor que una madre.

En esta primera fase apenas vamos a poder interactuar con ellos, a menos que sea un cachorro huérfano, y de hacerlo sólo sería en el sentido de que se vaya habituando a relacionarse con humanos. Por ello evitaremos juegos violentos que puedan hacerles daño, aunque se puede jugar con ellos “a la pelotita”, con una bola de trapo para no dañarles los dientes, estimulando el ejercicio, procurando que se diviertan. Así implantaremos la idea de que jugar con el humano es bueno, y le situaremos en posición muy receptiva para que en la siguiente fase empiece a aprender órdenes a partir del juego.

 

A los dos meses se le puede hacer el test de Campbell, que aunque es un método predictivo no científico, puede ayudar a predecir cuál va a ser el carácter de nuestro perro, y prevenir los problemas que puedan venir por ser excesivamente dominante o excesivamente sumiso o independiente. Si quieres saber más sobre el test, pulsa aquí. www.testdecambell.com

 

La siguiente fase es la más importante en la educación del perro. Va desde los 2 a los 6 meses, y es la etapa infantil. Durante esta fase el cachorro empieza a desarrollar su carácter y se dan uno o dos picos de agresividad debidos al incremento de la producción de adrenalina, que interviene en el proceso de crecimiento y desarrollo. Es importante estar al tanto de estos momentos pues, aunque nunca se debe consentir una conducta agresiva, debemos entender que en este caso la conducta es inadecuada pues se debe a la estimulación de la adrenalina. Debemos parar el comportamiento agresivo y desviar su atención hacia el juego. En este momento le podemos empezar a guiar en lo que va a ser su vida futura, si es un perro de caza, jugaremos a la caza, si es un perro de compañía, fomentaremos los comportamientos dóciles, si es un perro guardián, guiaremos su agresividad y dominancia hacía juegos de acción, correr, saltar.

En esta fase se aprenden las órdenes básicas, siéntate, ven aquí, tumbado, quieto, junto, dame la pata, y las que se nos vayan ocurriendo. El método de enseñanza es sencillo: Primero, buen humor, verlo como un juego. No hay que alterarse, porque el perro interpreta nuestros sentimientos y estará mucho más receptivo ante una persona que le ofrece diversión que ante otra que le amenaza con un castigo. Segundo, una orden al día, y al día siguiente repasamos lo que sabemos. No hay que aturullar al cachorro con varias órdenes de golpe, pues lo único que conseguiremos es agotarle, desviará su atención, nosotros nos frustraremos, ellos se despistarán más, en definitiva, un círculo vicioso que lleva al desastre. Hay que empezar con la máxima de que el adiestramiento completo no se culmina en un día. Es más, se prolonga durante toda la vida.

 

El aprendizaje de las órdenes.

 

Para que el perro aprenda las órdenes, hay varios métodos, y todos funcionan. Yo voy a aportar el mío. ¿Funciona? A mí sí, pero claro, depende del perro, algunos son más reacios a aprender ordenes que otro, depende de su carácter. Un perro equilibrado tendiendo a dominante es lo ideal para tener un perro que haga muchos “trucos”, pero todos pueden aprender lo mismo, sólo que con unos hay que tener más paciencia que con otros.

 

El “Ven aquí”. La orden internacional es “cam” o “kom” depende de si usamos el método inglés o alemán. Pero tiene un inconveniente. Si tenemos que aprender un idioma, para luego enseñárselo al perro perderemos unas décimas de segundo importantísimas a la hora de dar una orden. Por lo que lo ideal es hacer una seña que nos salga automáticamente. Podemos indicarle con la mano, o golpearnos la parte exterior del muslo, a donde lleguemos sin agacharnos. Si se la enseñamos de cachorro, podemos aprovechar el instinto natural del perro de venir a nosotros cuando nos agachamos. En ese momento decimos “ven aquí” o nos golpeamos la pierna. Cuando llegue, le damos un premio, sólo las primeras veces, luego sobra con una caricia sonriendo. Lo importante es poner al perro un estímulo lo suficientemente positivo como para que deje de hacer lo que está haciendo y venga a nosotros. Más adelante la orden “ven aquí” se dará sólo cuando vaya seguida de otra, como “quieto” o alguna de acción, como “busca”, “guarda”, etc. también el “ven aquí” seguido del “quieto” servirá para frenar un comportamiento inadecuado, como perseguir gatos, correr detrás de los coches, subirse encima de la gente, etc.

 

El “quieto”.  También se puede usar “chisttt” que vale también para “calla”. Las dos  son órdenes represivas, por lo que cambiando el énfasis de alegre a enfadado podemos usarlas como imposición o correctivo. También se usa en adiestramiento avanzado como orden tranquilizadora o para habituarle a animales, como gallinas o gatos. El quieto tiene como función la de detener la acción del animal. Es decir, si vemos que comienza un comportamiento inadecuado, un quieto a tiempo evitará que se convierta en intolerable. Para inculcárselo, no queda más remedio que usar la cadena. Colocada a la altura de la nuca, daremos un pequeño tironcito con un giro de muñeca en el momento de que se produzca una acción inadecuada, o un ladrido inadecuado. El quieto y el calla, son dos órdenes que no se aprenden jugando, sino aplicando la dominancia y la sumisión. Quizás son las únicas en las que el respeto a la jerarquía sea indispensable, por lo que no debemos se pusilánimes a la hora de darlas, pues esa pequeña disciplina puede primero salvarle la vida al perro, y después facilitar la convivencia.

 

“Siéntate”. Es una orden muy  sencilla de enseñar, pues forma parte del vocabulario del perro. Una vez que ha aprendido el “calla”, en un entorno en donde no haya ninguna distracción, solos en casa después del paseo, por ejemplo, nos agachamos delante de él con una salchicha y se la enseñamos por encima de la nariz, sin que la coja. El tratará de saltar hacía ella, nosotros le damos la orden de “quieto” con autoridad, seguida de la de siéntate a la vez que bajamos la salchicha. Tarde o temprano se sentará mirando la salchicha, pues es su forma de decir “estoy esperando”. En ese momento le damos la salchicha. Y así siempre que le demos comida le diremos “siéntate” y no se la daremos hasta que no se siente.

 

“Tumbado”. Desde la orden siéntate, llevamos la mano hasta el suelo, a la vez que decimos “tumbado”. Instintivamente el perro se tumbará. Cuando lo haya hecho le pasamos la mano por el pecho debajo de las costillas en sentido caudal, rascándole. Él se tumbará patas arriba y entonces le rascamos la barriga. Esta postura, lejos de mostrar sometimiento, es una muestra de cariño con la que nos dice que acepta nuestra posición. Mostrar sumisión, de forma voluntaria, no sometimiento, que siempre es obligado, es la forma en la que el perro te dice que va a aceptar tu status dentro de la familia.

 

“Dame la pata”. Es una de las órdenes en las que se aplica a rajatabla en condicionamiento clásico. Para obtener una recompensa tienes que realizar una acción. Es una orden complementaria al “siéntate” y además de ser una especie de juego puede convertirse en una seña convencional con la que el perro aprende a decir “dame”. Desde el sentado, con la salchicha en la mano izquierda mostramos la palma de la mano derecha por debajo de su hocico, y decimos “pata”. Le damos un palmeo con la mano en la pata delantera, a la vez que repetimos pata, mostrando la salchicha. Cuando el perro comprenda que para tener la salchicha tiene que poner la pata en la palma de tu mano lo hará inmediatamente. Y luego, cada vez que quiera una salchicha, o cualquier otra cosa, hará una seña dando la pata.

 

“Junto”. Cómo orden tiene carácter represivo, pues busca que el perro se pegue a nosotros mientras caminamos. Es una orden que se puede utilizar para que no tire de la cadena y que nos siga, y la forma de enseñarla es igual que la de “quieto”. Atado con el collar a la altura de la nuca, con un leve tironcillo. Insisto, es mi método porque entiendo que si es una orden represiva hay que utilizar la dominancia. Seguramente haya métodos positivistas que logren el mismo resultado sin atar nunca al perro. Pero sólo funcionan con perros equilibrados o sumisos. Cada perro es un mundo y el método se debe adaptar a cada perro.

Pero por otro lado, el “junto” forma parte del vocabulario del perro y significa “yo te acompaño”, o “estoy contigo apoyándote”. El perro cuando quiere darte su apoyo, ya sea físico o emocional, se coloca de pie pegado a tu pierna, en pleno contacto. Si tienes la mano a su altura, la “morderá” cariñosamente. Eso es un “beso” o un abrazo en idioma canino. Por lo que la orden de junto no debería ser difícil de aprender si el perro está debidamente socializado con la familia.

 

Para otras ordenes, trucos, hay que empezar desde el juego, teniendo en cuenta que siempre tenemos que haber conseguido antes  equilibrar a nuestro perro, mejorando el temple y el carácter. Puede hacerse el muerto, buscar cosas, juegos como la pelotita, el frisbi, el corre que te pillo. Traer el periódico, las zapatillas. Para todos ellos hay que entender que lo que más le gusta al perro es pasárselo bien, y que disfruta viéndonos disfrutar. Por eso, si tenemos el suficiente sentido del humor, la suficiente paciencia y ganas, podemos hacer que nuestro perro aprenda un montón de trucos jugando con él un rato al día. Porque tenemos 15 años de convivencia por delante, y eso son muchos días.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario