Para la mayor parte de la población actual, la felicidad es
una quimera. Cada día nos planteamos el porqué de tanto sufrimiento, la
depresión nos aturde con sus golpes. Vamos regando la tierra con nuestro
malestar.
En esa situación, es imposible evolucionar, encontrar la
solución a los problemas cotidianos. Las relaciones en nuestro círculo se
vuelven insoportables, pues la ansiedad y el estrés hacen imposible una relación
tranquila y sosegada con la gente de nuestro medio ambiente. Ese malestar es el
motor de un continuo ciclo de eterno retorno hacia la destrucción social y
familiar. La depresión hace que nuestro cerebro segregue dopamina, el
neurotransmisor responsable del sueño, para aletargarnos, apagar el cerebro,
con el fin de poder “limpiar” la mente de todas las sustancias neurotóxicas que
se han generado durante el día. Pero ahora es en estado de vela cuando los
niveles de dopamina se disparan, haciendo que pedamos atención, que nos
despistemos, que cometamos errores, que hagamos daño a la gente que nos
importa. Podemos llegar a perder el trabajo, las amistades, la pareja, el amor,
la familia. Nuestro entorno se destruye cuando el malestar se apodera de
nuestra vida. Y todo aquel que alguna vez lo haya pasado mal sabe a los que me
refiero. Todo el mundo te abandona.
Sin embargo, cuando sacando fuerzas de la flaqueza, somos
capaces de plantar cara al destino, de tomar las riendas de nuestra vida, el
malestar se difumina. Y es entonces cunado necesitamos marcar un nuevo rumbo a
nuestras vidas. Alguien dijo una vez que la felicidad está en la consecución de
pequeñas cosas: un pequeño chalet, una pequeña fortuna, un pequeño yate. Y
tiene toda la razón. El sentido del humor, (sí, es cierto, espero haberte
sacado una sonrisa) es el motor del bienestar, y el bienestar es el camino a la
felicidad.
Pero, ¿cuál es la forma en la que se desarrolla en nuestro
cuerpo?
Todo empieza con la adrenalina, que hace que tengas ganas de hacer cosas. La adrenalina es el neurotransmisor del sistema nervioso simpático, y una de sus funciones es estimular los músculos para, por ejemplo, que el corazón se contraiga, expulsando la sangre. También hace que los músculos se tensen para dar todo en un instante. Cuando empezamos un proyecto, la adrenalina es la responsable de proporcionarnos toda la ilusión del mundo para poder acabarlo. Y como premio al trabajo bien realizado, una dosis de serotonina.
Todo empieza con la adrenalina, que hace que tengas ganas de hacer cosas. La adrenalina es el neurotransmisor del sistema nervioso simpático, y una de sus funciones es estimular los músculos para, por ejemplo, que el corazón se contraiga, expulsando la sangre. También hace que los músculos se tensen para dar todo en un instante. Cuando empezamos un proyecto, la adrenalina es la responsable de proporcionarnos toda la ilusión del mundo para poder acabarlo. Y como premio al trabajo bien realizado, una dosis de serotonina.
Y el quid de la cuestión está en la serotonina, comúnmente
llamada droga de la felicidad. La serotonina es la responsable de esa sensación
de bienestar que tenemos cuando decimos que somos felices. Pero su labor no
acaba aquí. La serotonina también estimula los centros neurológicos
relacionados con el aprendizaje y la memoria, por lo que un individuo feliz es
más inteligente, aprende más y mejor.
Y para lo más maravilloso de la serotonina reservo un
párrafo aparte:
Dicho de un modo más adecuado, y se basa en la estimulación
que se produce a través de nuestros sentidos. Nuestro cerebro capta cuando una
persona es feliz, y por empatía empieza a producir serotonina. ¿Nunca te has
emocionado el día del sorteo de Navidad cuando sale por la tele aquel agraciado
que dice que gracias al premio no le van a quitar la casa? Bueno, eso es por
culpa de la empatía, y por la serotonina que produce tu cerebro ante el
estímulo de la buena noticia.
Y en el ambiente familiar, en nuestro círculo íntimo, pasa
lo mismo. Nuestra felicidad se contagia, pero también nuestro malestar.
Podemos transformar el ambiente de nuestra casa simplemente
siendo felices.
Si, lo sé. Es muy difícil a veces, con la cantidad de
problemas que tenemos, conseguir esa sensación de felicidad. Y para eso hemos
creado este sitio. Para ayudarte a ser feliz.
Vamos a crear entre todos una pandemia de felicidad.
Pero, ¿tenemos en nuestro entorno a alguien que es feliz por
naturaleza? Los que tenemos perro podemos decir sin dudar que sí. Nuestro perro
es feliz sólo con estar con nosotros. Y nosotros, como ya hemos dicho que la
felicidad se contagia, sólo tenemos que exponernos a ese maravilloso virus.
Antes de irte a
acostar, a la vez que te duchas limpiándote de suciedad exterior, límpiate de
suciedad interior. Sal de la ducha con una sonrisa, acuéstate con el
pensamiento de que mañana va a ser un día maravilloso, que vas a encontrar el
amor, el trabajo que necesitas, las fuerzas necesarias para vivir. Y cuando te
levantes al día siguiente, verás como, aunque no luzca el Sol, podrás verlo a
través de las nubes. Por que pase lo que pase, mañana seguro que sale el Sol.
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